
Alexandra & Andrew: Prometer sin protocolo, amar sin escenografía
Hay un tipo de celebración que no entra en categorías.
Solo sucede.
Así fue la de Alexandra Daddario y Andrew Form:
una unión entre dos personas que no querían un espectáculo,
sino un momento con historia y música.
Fue Preservation Hall:
maderas que crujen, paredes que respiran historia,
y el eco de jazz que ha sobrevivido a tormentas, décadas, pandemias.
En ese lugar —más ritual que locación—
Alexandra y Andrew no fingieron ser una pareja perfecta.
Fueron, simplemente, quienes eran:
una actriz y un productor que se encontraron en una calle vacía de Nueva York
y supieron que no había que explicar nada más.
El vestido, diseñado por Danielle Frankel,
tenía el tipo de encaje y fluidez que no pide atención,
pero la sostiene cuando llega.
Andrew, en Brunello Cucinelli, era la versión masculina de ese mismo gesto:
ropa elegante, pero vivida.
Texturas nobles, sin rigidez.
Como si el amor también pudiera ser cómodo sin dejar de ser hermoso.
Después del “sí”, no hubo salida en coche vintage.
Hubo una banda local.
Un desfile a pie por el Barrio Francés.
Lecturas de tarot.
Hamburguesas.
Y baile hasta el amanecer.
Se trataba de estar presentes.
Para un amor que no necesita prisa, solo permanencia.
Ver colección de argollas HILDA&DIEGO