
Ed & Amy: Una ceremonia sostenida por historia y luz
La boda de Ed Westwick y Amy Jackson no fue un evento.
Fue un ritmo.
Tres días de atmósfera lenta y gesto íntimo, contenidos dentro de piedra antigua, vestidos sin ruido y un amor que no necesitaba anunciarse.
Primer acto: el mar como inicio
Todo comenzó con un crucero al atardecer.
No como espectáculo, sino como umbral.
Un trayecto entre costas, cielos tibios y la espera compartida de lo que vendría.
A veces lo más romántico no es lo que se promete, sino lo que se dilata.
Segundo acto: prometerse en una fortaleza que ya había durado siglos
El “sí” se pronunció en el castillo Rocca Cilento, sobre las alturas de la Costa Amalfitana.
El Mediterráneo sostenía el fondo como si el tiempo no interrumpiera la ceremonia.
Amy llevó un vestido que parecía decir: estoy aquí.
Encaje, estructura suave, y la certeza de que la feminidad no necesita justificar su forma.
Ed, fiel a su centro estético, se movía sin artificio.
Tercer acto: un cierre bajo árboles que ya sabían guardar secretos
La despedida fue un brunch bajo limoneros, en Giardini del Fuenti,
como si el amor, una vez dicho, solo necesitara espacio para reposar.
Hay un gesto que permanece más allá de la ceremonia.
Una pieza mínima, silenciosa y eterna.
Ver colección de argollas HILDA&DIEGO